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Las ondas de calor remodelan la dinámica de la industria hotelera

Las ondas de calor abrasadoras, cada vez más comunes en Europa, América del Norte y partes de Asia, están remodelando el sector de la hospitalidad de una manera que pocos operadores de hoteles pueden ignorar.

A medida que aumentan las temperaturas mundiales y los eventos climáticos extremos se vuelven más frecuentes, los hoteles se encuentran en la primera línea de los desafíos climáticos.

El impacto de las ondas de calor en el negocio hotelero se extiende mucho más allá del aumento inmediato en el uso del aire acondicionado o un aumento en las ventas de agua embotellada.

Desde cambiar las expectativas de los huéspedes hasta los crecientes costos operativos, las implicaciones a largo plazo de los extremos de calor exigen un nuevo pensamiento en toda la industria.

Uno de los efectos más visibles de una ola de calor en los hoteles es el cambio en lo que los invitados quieren de su estadía.

Los viajeros que enfrentan temperaturas récord ahora priorizan propiedades que ofrecen soluciones de enfriamiento robustas, espacios al aire libre sombreados y comodidades conscientes de calor.

En ciudades como Atenas, Roma y Madrid, donde las temperaturas de verano pueden elevarse por encima de 40 ° C, los hoteles con piscinas en la azotea, control climático eficiente y acceso a áreas comunales frescas están viendo una mayor demanda.

Los invitados también están alterando sus patrones de reserva. Los resorts costeros y los retiros de montaña informan picos en la ocupación de verano a medida que los visitantes buscan alivio del calor.

Por el contrario, los hoteles urbanos en áreas propensas a calor a menudo enfrentan una recesión en las reservas de ocio durante las ondas de calor máximas, ya que los turistas optan por evitar ciudades donde las altas temperaturas pueden hacer que el turismo sea incómodo e incluso peligroso.

Los viajeros de negocios también son cada vez más vocales sobre la necesidad de entornos resistentes a la temperatura, con planificadores de reuniones que favorecen los lugares que pueden demostrar sistemas de enfriamiento confiables y comodidad interior.

Las ondas de calor traen consigo un fuerte aumento en el consumo de energía a medida que los hoteles se esfuerzan por mantener a los huéspedes frescos y cómodos.

Para muchos operadores, particularmente aquellos que administran edificios más antiguos, el costo de ejecutar sistemas de aire acondicionado a plena capacidad para períodos prolongados puede erosionar significativamente los márgenes de ganancia.

En el sur de Europa, donde las ondas de calor se vuelven más intensas y frecuentes, los hoteleros informan aumentos de dos dígitos en sus facturas de servicios públicos de verano en comparación con décadas anteriores.

Más allá de los costos de energía, los extremos de calor pueden colocar la tensión en el equipo. Las unidades de aire acondicionado, los sistemas de refrigeración e incluso la infraestructura de TI pueden fallar o requerir un mantenimiento más frecuente bajo el estrés de altas temperaturas prolongadas.

Los hoteles también enfrentan desafíos logísticos, como la gestión de suministros de agua para piscinas y spas, garantizar el bienestar del personal durante los picos de calor y adaptar las prácticas de almacenamiento y preparación de alimentos para evitar el deterioro y garantizar la seguridad.

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